¿Cuál es la multa por llevar un niño al volante en España?

En el ámbito de la seguridad vial, existen normativas estrictas diseñadas para proteger a todos los ocupantes del vehículo, especialmente a los niños. Una de las prácticas más peligrosas y sancionadas es permitir que un niño conduzca un vehículo. Esta conducta, además de ser extremadamente peligrosa, conlleva severas multas y sanciones. En este artículo, exploraremos en detalle las consecuencias legales y de seguridad asociadas a la multa por llevar un niño al volante.

Los riesgos de permitir que un niño conduzca

Permitir que un niño conduzca un vehículo es una conducta sumamente irresponsable que pone en peligro la vida del menor, de los pasajeros y de otros usuarios de la vía. Los niños no poseen la madurez, reflejos ni habilidades necesarias para manejar un vehículo de forma segura. Además, no tienen la capacidad legal para hacerlo. La conducción requiere un alto nivel de concentración, experiencia y conocimientos que solo se adquieren con la práctica y la formación adecuada.

Si el coche está parado y apagado, y un niño se sienta en el asiento del conductor, en principio no hay problema, ya que el vehículo está estacionado. Sin embargo, la situación cambia drásticamente si el coche está en marcha y se permite a un menor de edad ponerse al volante.

Multa por llevar un niño al volante en España

Una broma común entre algunos padres es colocar a sus hijos al volante, enseñarles a conducir o permitirles manejar el coche. Este gesto, que puede parecer inofensivo, conlleva numerosos riesgos y pone en peligro tanto a los ocupantes del vehículo como a otros conductores.

Las bromas al volante pueden tener serias repercusiones, tanto en términos de seguridad vial como económicas, llegando a implicar el pago de multas de tráfico que pueden superar los 2.000 euros.

Permitir que un menor conduzca o incluso simular que lo hace mientras el coche está en marcha constituye un delito contra la seguridad vial. No se trata de una simple infracción grave de las normas de tráfico, sino de un delito que pone en serio riesgo la seguridad vial. El artículo 384 del Código Penal castiga específicamente la conducción sin la licencia correspondiente o sin haber obtenido nunca una, que es el caso cuando un menor se pone al volante.

La pena para este delito puede incluir entre uno y dos años de multa, calculadas de manera diferente a las multas de tráfico, o trabajos comunitarios para quienes conduzcan sin haber obtenido una licencia. Y es que hay que tener en cuenta que ni siquiera está permitido, salvo algunas excepciones, que un niño pueda ir en el asiento delantero del coche.

Casos recientes

Un caso reciente destaca la gravedad de esta infracción. Un padre fue condenado a pagar una multa de 2.160 euros por permitir que su hijo de 8 años condujera un coche. Si no pagaba la multa, enfrentaba 180 días de arresto. La sentencia subraya la irresponsabilidad del padre y su responsabilidad penal absoluta, ya que dejó al niño solo en el coche para grabarlo y publicar el vídeo en redes sociales.

Los jueces hacen una distinción clara: si el hijo hubiera tomado las llaves del coche sin el conocimiento del padre, la situación sería diferente y no implicaría delito. En este caso, la participación activa del padre en la comisión del delito lo hizo responsable penalmente.

Otro caso reciente nos muestra a un adolescente de 15 años interceptado por la Guardia Civil mientras conducía un coche con su padre de copiloto. El padre estaba enseñando a conducir al menor. La Guardia Civil tomó diligencias y abrió una investigación, ya que el menor carecía de carnet de conducir y su responsable legal podría enfrentar un delito contra la seguridad vial.

En resumen, permitir que un niño conduzca un vehículo es una infracción grave que pone en peligro la vida del menor y de todos los usuarios de la vía. Las multas y sanciones por esta conducta son severas y buscan disuadir a los adultos de permitir tal comportamiento. La educación vial y la concienciación son esenciales para prevenir estos incidentes y asegurar que las normas de tráfico se respeten en todo momento. Respetar las leyes de tránsito no solo evita multas, sino que también protege vidas.